Anécdotas segunda parte
Había una vez en Udec, una alumna de Básica que estaba muy distraída en una clase. El profesor se acerca a la alumna y le pregunta: ‘¿usted es Angelina?’, la alumna salió de su ensueño y le contestó: ‘No, soy (nombre omitido)’, el profesor siguió insistiendo, ‘¿usted es Angelina?’ La alumna estaba perdiendo la paciencia y le decía: ‘no profesor, soy (nombre omitido)’. Todo el curso estaba en silencio hasta que el profesor vuelve a preguntar: ‘Sí, lo sé, pero ¿usted es de Los Ángeles?’ La alumna roja y muerta de la vergüenza respondió que sí, mientras que todos sus compañeros se mataban de la risa y se burlaban de ella. Analicen bien sus respuestas antes de contestar, sobre todo si están soñando despiertos.

La eterna Angelina

Había una vez UdeC, en la biblioteca del campus, una inocente joven que pidió un libro para estudiar, pero cuando se dirigía a salir del edificio, sonó la alarma y todo el mundo creyó que se robaba un libro; pero, la verdad, los encargados de la biblioteca habían olvidado pasar el libro por el censor.
La inocente
Había una vez en UdeC, un grupo de cuatro amigos de primer año de Educación Básica, que se encontraban en el acuario realizando un trabajo para una asignatura. Conversaban, se reían, todo normal, hasta que de pronto… se escuchaban risas por doquier; la banca en que se encontraba el grupo de amigos se quebró y terminaron los cuatro en el suelo. Pasaron una gran vergüenza, ya que, para colmo, el acuario estaba lleno.

Los rompe bancas

Siempre digna
Había una vez en UdeC, en una de las salas del Edificio de Aulas, una estudiante que se balanceaba sobre su silla como si fuera una niña pequeña. Luego de unos segundos, ¡splots! ¡¡ se cayó!! Se sacó la mugre; todos los que estaban en la sala la miraron y fue horroroso. Por su cabeza pasaba la frase ¡trágame tierra!, aparte de las risas y burlas debido a su caída, no aguantaba el dolor del costalazo que se dio.
Había una vez en UdeC, una chica que estaba en primer año de la universidad. El segundo semestre, tenía que asistir a pasantía, es por esto que, junto con sus compañeras, tenían que comprar género para mandar a hacerse el delantal. Sin embargo, el mismo día que compró aquel género, se le quedó en el baño de la universidad; cuando se acordó ya era demasiado tarde y ya no estaba.
Actualmente tiene su delantal de pasantía, pero aún se le sigue quedando en cualquier lado, aunque no solo el delantal, sino también sus carpetas e incluso los delantales de otras compañeras.

La olvidadiza

La despistada
Había una vez en UdeC, una estudiante de la universidad, que salió por el sector del campanil e iba pendiente de su celular escribiendo un mensaje de texto. Tal era su concentración en el aparato electrónico, que no se dio cuenta que estaba instalada la carpa que utilizan para la casa abierta y chocó con el fierro de en medio provocando la risa de los compañeros que iban con ella.
Había una vez en UdeC, un universitario en cierta asignatura, en donde tenían que entregar un herbario con 40 plantas nativas (más otras 40 intoducidas). Lo complicado era buscar las plantas nativas, así que un compañero se ofreció como guía para un viaje a las afueras de Angol. La idea era subir los cerros a pie a más de 1000 metros de altura que llegaban a la cordillera de Nahuelbuta. En el viaje de ida, solo estaban agotados por el calor y las altas pendientes. De vuelta fue totalmente distinto. Estaban atrasados, anochecía y no tenían agua. Para acortar camino, el guía dijo que tomaran un atajo para cruzar un puente y, en un par de kilómetros, llegar a la civilización. El problema fue cuando llegaron al río y no había puente. Tenían dos opciones: se devolvían y llegaban a las 12 de la noche a la ciudad, o cruzaban el río. Sin reflexionar se quitaron las zapatillas, se agarraron de las manos y atravesaron las correntosas aguas. Cansados, sedientos y mojados, pudieron al fin llegar a destino. Incluso un compañero se desmayó. Desesperados corrieron hacia las casas más cercanas a pedir agua, la que tomaron como si nunca lo hubiesen hecho. Sin duda fue un viaje inolvidable, que posteriormente comentaban entre risas, pero que en el momento fue tan caótico como si fueran participantes de un reality de supervivencia.

El chico reality
¿Tienes alguna anécdota que ocurrió dentro del campus y la quieres compartir? Te invitamos a participar escribiendo a nuestro correo (revistaholaquehaces@gmail.com) relatando tu historia y podrás ser parte de esta sección de forma totalmente anónima.