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Anécdotas primera parte

Había una vez en UdeC, una chica que entró a un baño que está en el Edificio de Aulas. Estaba que se hacía “del número uno”, así que entró rapidito. Grande fue su sorpresa cuando se fijó en la taza del baño, en el piso y ¡en la pared! todo ese sector estaba completamente sucio con el ¡número dos! ‘Parece que alguna señorita no alcanzó a achuntarle a la taza del baño y ¡todo explotó! La niña, supongo que se desahogó de su problema estomacal’, pensó. Pero la sorpresa más grande se la debieron llevar las tías que hacen el aseo en los baños. Lo que fue ella, salió igual de rápido del baño como entró, además ya se le habían pasado las ganas.

Sorpresa en el trono

La burlona

Había una vez en UdeC, unas alumnas que esperaban entrar al Laboratorio de Química cuando vieron a un profesor que pasaba súper apurado. Empezó a subir las escaleras (como toda persona normal), pero las subió muy rápido y ¡bam! se mandó de guata sobre las escaleras. Como estaban todos mirando, él miró a todos lados para ver si se reían, se paró “dignamente” y se fue. Después de eso, todos estallaron de la risa.

Había una vez en UdeC, una alumna que debía llevar materiales para un laboratorio de biología, entre ellos: harina. De repente, empezó a pensar en travesuras juju (de esas que no puedes dejar de hacer) y se le ocurrió la brillante idea de tirarle harina a una amiga (sin pensar en nada más que diversión). Su amiga, que es igual que ella, le devolvió la harina y siguieron jugando hasta quedar blancas. No conforme con eso, le tiraron harina a otros compañeros que realizaban la actividad. Por supuesto, la diversión acabó cuando escucharon al profe decir: 'señoritas, cuando salgan sus compañeros, ustedes se quedan a conversar conmigo.’ Uuuuuuuuuuuuuh la universidad, definitivamente, no es como el liceo.

La traviesa      harinosa

El aprobado con suero

Había una vez en UdeC, un joven que se quedó dormido para un test de un ramo X. Como esa falta era un NCR seguro y el joven se había echado ese ramo dos veces, no encontró mejor idea que ir al SAPU más cercano, en donde tras una buena actuación le detectaron "cefalea" y le pusieron 500 cc de suero. Con una buena cantidad de suero en las venas y un pinchazo, el joven logró obtener una licencia, dio su test atrasado y pasó su ramo.

Había una vez en UdeC, una estudiante haciendo un trabajo en el Edificio de Artes. Estaba lo más bien sentada, cuando llega un niño y se sienta al lado de ella a trabajar. Después de un rato, siente que se gira hacia un lado y se le sale un gas inapropiado, lo queda mirando, pero él siguió en lo suyo. Lo fome fue que empezó a sentirse un olor asqueroso y la gente la miraba pensando que ella había sido. ¡Qué vergüenza! Así que se paró y se fue.

La yo no fui

El niño bueno

Había una vez en UdeC, en una típica mañana de primavera, en el cual hace calor, pero corre un viento más helado que la *****, un joven afuera del Edificio de Aulas, reflexionando en las bancas y observando uno de los árboles presentes cuando un fuerte viento sacudió sus hojas. Un momento más tarde, se dirigió al baño y al verse al espejo se dio cuenta que aquel viento depositó una oruga en su rostro. Por la impresión del momento, la golpeó y esta cayó en el lavamanos; rápidamente se lavó y se dió media vuelta sin mirar atrás, abandonando a esa oruga a su suerte. No obstante, no pudo dejar de pensar en que todo fue culpa del malvado viento, por lo cual regresó a buscarla. Por suerte, aún se encontraba ahí, la regresó a la naturaleza, donde debería estar y esta vez pudo voltear con un menor cargo de conciencia. ¡Rayos, nadie comprende lo persuasivas que pueden ser las orugas!

Había una vez en UdeC, un grupo de compañeros que se encontraba estudiando a última hora para un certamen en la pérgola. Pasadas las horas, los jóvenes comenzaron a conversar y distraerse, menos una, la más perna se fue sentar a una banca para seguir leyendo, mientras los demás se distraían. Dos de los compañeros comenzaron a golpearse con unas botellas de tres litros que aún les quedaba bebida, uno de ellos lanzó la botella golpeando fuertemente a la joven que estaba leyendo. Ella terminó con un gran dolor de cabeza, todos se reían y decían que le iría mal en el certamen luego de semejante golpe. Lo curioso fue que cuando publicaron las notas, la compañera que había sido golpeada había obtenido un 6,8 en el certamen, la situación causó muchas risas y desde ese momento bromean atribuyendo la buena nota al botellazo.

La embotellada

¿Tienes alguna anécdota que ocurrió dentro del campus y la quieres compartir? Te invitamos a participar escribiendo a nuestro correo (revistaholaquehaces@gmail.com)  relatando tu historia y podrás ser parte de esta sección de forma totalmente anónima.

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